Blanco y negro

El viernes salí con un grupo de amigas que no veía hace como un mes más o menos. Ese día había comido una naranja al desayuno, un yogurt light al almuerzo, una manzana de merienda y cené zapallo hervido. Perfecto. Me puse lo más lindo que encontré: mis piernas se veían separadas, no tenía que ponerme nada suelto para que no se me marcara la panza, estaba re contenta. Cuando llegué todas las chicas empezaron: "Ay Laura, te ves bellísima, estás super flaca, mirá tus piernas!, vos comés nena?, decime que no te la pasás a lechuga y tomate porque quiero el truco, etc. Imagínense mi cara de felicidad, les juro que si me preguntan para mí me estaban boludeando al principio, pero parece que algo bien estoy haciendo. Bueno, después de ese subidón de ánimo, no comí ni pizza, ni papas fritas, ni torta de brownie con helado (sísí me resistí a todo eso) con la perfecta excusa de "comí en casa".  Además, les dije que como estaba con este dolor de pecho (cada vez menos fuerte) no podía tomar alcohol por el medicamento. Después de mucho baile terminé cansadísima, así que me fui a dormir derechito a mi cama calentita. Pero a la mañana se despertó el monstruo: "si estoy genial así, todas me lo dijeron, puedo desayunar como la gente". Grave error. 1) Nunca se está lo suficientemente bien 2) Que antes haya sido una morsa en toda la ropa que me ponía no significa que hora esté bien 3) No soy normal, no puedo tratar de aparentar serlo. En conclusión, me la pasé comiendo. Les cuento todo lo que comí a lo largo del día así entienden cómo termina esto: tres yogurts light, una manzana, un jugo de naranja natural, medio paquete de galletitas de arroz light (serán unas 12 :/), cuatro porciones de pizza integral de cebolla y queso light (yo le calculé como 700-800kcal en total), dos panes integrales con queso, media taza de cereales de arroz y todavía falta la cena. Como se podrán dar cuenta le metí mínimo 2000kcal (ni loca lo cuento con el Fitnesspal porque me muero) y fue así como estuve HIPER sensible desde que me levanté de la siesta con un dolor de estómago horrible: no paraba de enojarme con toda mi familia por cualquier idiotez hasta que me largué a llorar. Y lloré y lloré y lloré. No sé cuánto tiempo, no podía parar, habrán sido como dos horas. No podía leer tranquila, mis ojos eran como una canilla abierta... Encima venía mi vieja cada diez minutos a abrazarme y pedirme por favor que le contara porqué estaba tan mal. Se ponía a suponer cada historia que hasta me daba risa, o si no decía: "Lauri, por qué no llamás a una amiga, invitala a dormir, vayan a tomar algo, por qué no vas al cumpleaños de ese amigo de curso que me dijiste, divertite un poco, dejá de leer acá en el cuarto encerrada...". Si supiese que algo como esto me puede hacer sentir tan mal... No quiero salir a ningún lado: me pasé el día con el pijama puesto y el maquillaje de la fiesta corrido. De la risa al llanto en dos segundos.